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Justicia por mano propia, una locura que no para.
Un fenómeno preocupante.En el año ya hubo cinco linchamientos en distintas ciudades del país. Los agresores dicen que reaccionan porque están desprotegidos. Y las familias de las víctimas piden justicia.
Lucas Saravia (16) escuchó las voces que venían de afuera. Supo que las 70 personas que se habían juntado en la puerta de su casa tenían decidido vengarse. Tuvo miedo y se escondió debajo de la cama. Allí lo encontraron a la mañana siguiente: murió calcinado en un incendio desatado por vecinos que buscaban a su tío, acusado robar en el barrio. La violenta escena se registró en Luján de Cuyo, a 40 kilómetros de la capital mendocina. Pero podría haber ocurrido en cualquier otra ciudad: en lo que va del año hubo cinco casos de linchamientos en distintos puntos del país.
Todos los episodios tuvieron características diferentes. Sin embargo, comparten un denominador común: ese momento en el que una o varias víctimas de un delito deciden hacer justicia por mano propia. Aseguran estar cansados de la falta de respuestas de la Policía, los jueces y los políticos. Hartos de ser víctimas, se convierten en victimarios.
Puede ser que la locura aparezca tras un violento asalto, como ocurrió en enero en Tucumán. Allegados de un joven que había sido asesinado por defender a su hermano mataron a golpes y patadas a uno de los ladrones. Pero hay casos que se desencadenan tras robos que generalmente no se denuncian. Algo de eso pasó en 11 de junio en Córdoba. Un joven 23 años, que había asaltado a un chico de 16 con un arma de juguete, apareció desnudo y atado a un poste. Murió 13 días después. Similar fue el episodio registrado a los pocos días en Avellaneda.