En promedio, se secuestran seis celulares por día en las prisiones provinciales. Los insólitos métodos que se emplean para intentar burlar los controles.
La nena de 10 años no paraba de llorar, de quejarse y de ir al baño. Su madre le indicaba que dejara de gimotear. Era una fría mañana en la, de por sí, helada habitación de requisa para mujeres en el establecimiento carcelario Andrés Abregú, más conocido como la prisión de Cruz del Eje, al noroeste de la provincia de Córdoba.
Y allí estaban madre e hija de visita ante la mirada de la empleada penitenciaria. La guardiacárcel sospechó que algo raro ocurría. Antes de que decidiera actuar, la chica se puso pálida y se desvaneció.
Ya en la enfermería del presidio, la pequeña dijo con toda su vergüenza que en sus genitales llevaba escondido un celular Nokia 1100.