Mendoza tiene 50 pistas de aterrizaje abandonadas que nadie controla.

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Algunas eran utilizadas por YPF y empresas mineras, otras servían para conectar a las regiones desamparadas de la provincia y un porcentaje surgió desde aeroclubes locales. Sin embargo, desde la década del '90 y a partir de la disolución de la Dirección de Aeronáutica, estas 50 pistas de aterrizaje de Mendoza fueron abandonadas y, desde entonces, nadie las controla.

En total, representan el 10 por ciento de las pistas en desuso que hay en Argentina -en 2014, el exsecretario de Seguridad Sergio Berni habló de 500 en todo el país- y, ante la preocupación que genera la eventual utilización de estos trazados para tráfico de drogas, el panorama local no debe ser dejado de lado, o al menos debe ser revisado.

Fuentes aeronáuticas coinciden en que es improbable que una aeronave pueda aterrizar en estos trazados, aunque destacan que "dos o tres tranquilamente podrían utilizarse". En tanto, en el ámbito político, en su momento fue Daniel Cassia quien presentó un proyecto de ley que no prosperó para expropiar los terrenos donde funcionaban estos trazados.



Las pistas que dependían del Estado se encuentran en puntos estratégicos. En San Rafael, por ejemplo, los aviones podían aterrizar en Agua del Toro, Monte Comán y Punta del Agua. También en Ñacuñán (Santa Rosa), Tres Porteñas (San Martín), Uspallata (Las Heras), Capilla del Rosario (Guaymallén), Canalejas (General Alvear), La Hullera (Las Heras) y en varios sitios de Lavalle, en la frontera con San Juan y San Luis.

En tanto, YPF también utilizaba pistas de aterrizaje que fueron abandonadas: Loma Atravesada, Pampa Palauco, Laguna Llancanelo, El Sosneado y Viscachera. Otras tantas pertenecían a aeroclubes que desaparecieron, como La Llave, Mina Santa Cruz, La Consulta y Tupungato, y el resto a empresas y particulares, como las pistas que funcionaban en Los Huaicos de San Rafael y en Potrerillos.

Radares

Actualmente, en Mendoza funcionan tres radares (La Llave, Tunuyán y Mendoza), de los cuales uno -el que se encuentra en El Plumerillo- se utiliza para control de tráfico aéreo. De esta manera, se "ordenan" los arribos y partidas de las aeronaves que usan los aeropuertos de Mendoza y San Rafael. Sin embargo, si las aeronaves no cuentan con un transpondedor, el radar pierde precisión y sólo detecta un punto sin datos precisos sobre su ubicación. En este sentido, especialistas explican que es muy difícil detectar un avión de pequeña escala que realice vuelos irregulares.

Por otra parte, fuentes consultadas alertaron sobre la falta de controles en los aeroclubes habilitados. En este sentido, remarcaron que no existen puestos de control de la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA) ni escáner y, por lo tanto, no hay registro de las eventuales cargas que se transporten en los aviones que aterrizan. En otras palabras, ningún socio o autoridad de un aeroclub revisa los bolsos de las personas que llevan a la terminal aérea, como sí ocurre en los aeropuertos del Gran Mendoza y San Rafael.

El tráfico desde Chile, una postal de los '70

Durante las décadas del '60 y '70 se trazaron varias pistas clandestinas en Mendoza para el contrabando de cigarrillos, licores y repuestos que en aquellos años se traían ilegalmente de Chile y Paraguay, ya que su importación estaba prohibida. Sin embargo, cuando se levantaron las restricciones, estos trazados dejaron de ser utilizados.