Reflexión:

Prevenir antes de que suceda y ordenar antes de la confusión.

El árbol que casi no puede rodearse con los brazos, brotó de un germen minúsculo. El viaje de mil, empezó con un paso.

Aprende a aprender, regresa por el camino que los demás ya han recorrido. El sabio no es erudito y el erudito no es sabio.

El camino del cielo beneficia y no perjudica. La norma del sabio es obrar sin combatir.

TAO, escritura milenaria china, capítulo LXIV

miércoles, 15 de abril de 2015

Políticas de Seguridad.

http://www.worldpoliticsreview.com/articles/15272/fixing-broken-windows-policing-to-make-it-work-for-latin-america

¿“Ventanas rotas” = "Tolerancia 0"?




Michael J. Jenkins y Michael Allison


Ocho de los diez países con mayores tasas de homicidios, están en América Latina y el Caribe. La región aloja a 34 de las 50  ciudades más violentas del mundo. El impacto social y económico de estos niveles criminales es masivo y, como resultado, los gobiernos y el sector privado en México, en Brasil y, más recientemente en Guatemala y en el El Salvador están buscando soluciones. Las han encontrado en dos fuentes conocidas por los norteamericanos: el ex alcalde de Nueva York, Rudy Giuliani y su jefe de policía, el Comisario William Bratton.


Giuliani y, aún más Bratton, son conocidos por la aplicación del modelo policial de la "ventanas rotas" y al que se le atribuye el mérito de haber ayudado a combatir el crimen a lo largo de los EE.UU. en los últimos 20 años. Si se lo encara en forma adecuada y en combinación con otras reformas -como la purga de oficiales de policías y de miembros del poder judicial corruptos y se adopta modelos de manejo responsable como el CompSat desarrollado por la ciudad de Nueva York para el seguimiento del crimen- el modelo policial de los ventanas rotas puede contribuir a mejorar la seguridad en América Latina.



Rudolph Giuliani, alcade de Nueva York (1994-2001)
La política de las ventanas rotas es una teoría basada en el estudio de dos profesores George L. Kelling y James Q. Wilson, publicado en The Atlantic en 1982.  Kelling y Wilson conectaron pequeños actos de inseguridad, como los grafiti el alcoholismo en público, con la ocurrencia de otros crímenes más serios. Bratton y sus discípulos expandieron sus métodos policiales por todo los EE.UU., el que fue implementando en forma más prominente en la ciudad de Nueva York a principios de los años 90, haciendo que los niveles de criminalidad y de inseguridad se derrumbaran. Hoy, las tasas de inseguridad en esas ciudades norteamericanas, muchas de las cuales siguieron esta política, incluyendo Washington DC y Los Angeles, son los más bajos en los últimos 50 años.
El seguimiento de los registros criminales se está usando en varias ciudades latinoamericanas como Ciudad de México desde el 2003, en Bogotá y en Ciudad de Guatemala. Pero, para entender sus logros y sus fallas, es importante tener claro que es lo que teoría de las ventanas rotas avala que es y lo que no, para poder usarla correctamente y para que funcione en la región.
Comisario William Bratton
El punto más importante de la teoría de las ventanas rotas es que la policía coopera con las comunidades en las que trabaja para identificar los problemas que las aquejan y para diseñar las respuestas correctas a esos problemas. En un aplicación básica de la teoría, por ejemplo, la policía detiene para interrogar a una persona sospechosa de un delito menor.  Esta persona se siente controlada y se la disuade de participar en crímenes mayores; ya que asume que la policía le está prestando atención a su vecindario y que podría estar al tanto de sus andanzas criminales.
La política fue implementada en la ciudad de Nueva York durante una década, pero fue criticada, luego, por apuntar contra las minorías, que se sentían discriminadas. Ese rasgo ha sido mejorado bajo la dirección de Bratton y del alcalde Bill de Blasio en Nueva York. La participación policial en los asesinatos de Michael Brown en Ferguson. Missouri y de Eric Garner en Nueva York incrementaron las críticas contra la teoría, al punto de acusarla de discriminar a las minorías, por la falta de criterio de los oficiales de policía ante la ocurrencia de faltas menores y de sus incapacidad para tener en cuenta las verdaderas raíces del comportamiento criminal.
América Latina puede aprender de estas críticas. Para ser efectiva, la política debe ajustarse a las condiciones locales lo más que se pueda, antes que tratar de aplicarla en forma uniforme a nivel nacional. Por ejemplo, en el El Salvador y en Guatemala, el gobierno y el sector privado han pensado en contratar a los seguidores de Giuliani, que han fundado una consultora al efecto. Ambos países están plagados con los mayores niveles regionales de violencia, mucha veces, causados por la combinación del tráfico de drogas, las actividades de las mafias, los escuadrones de la muerte y la violencia familiar. Un 30% y el 38% de los municipios respectivamente de cada país ha experimentado una tasa de cero homicidios por más de un año. Especialmente, en Guatemala donde se ha contado con la colaboración de los municipios indígenas. Claramente, el modelo que se ha aplicado en esas aéreas ha sido muy diferente al empleado en los municipios urbanos.
En forma similar, la aplicación de la teoría de las ventanas rotas se ve muy afectada por las condiciones socio-económicas, raciales y étnicas en las viven esas comunidades. Las minorías étnicas y raciales y, en algunos casos las mayorías, han sufrido represiones frecuentes a manos del Estado. La policía debe trabajar en cada comunidad para encontrar el balance apropiado entre la prevención del delito y el respeto de los DDHH de aquellos que sufren los métodos policiales.
Un tema relacionado es que la "tolerancia cero" o la conocida "mano dura" no deben confundirse con la teoría de las "ventanas rotas". Dónde ha sido adoptada en América Latina, las políticas de tolerancia cero han tenido un resultado pobre, especialmente en América Central. Lo mismo ha sucedido en los EE.UU., aunque se le reconoce su capacidad para evitar la ocurrencia de ciertos delitos, especialmente los de alto nivel de violencia.
Para tener resultados, sin embargo, las políticas de tolerancia cero se deben aplicar primero para combatir la corrupción policial y la judicial. Para que tenga posibilidades de éxito en ciudades como las de Guatemala o El Salvador, en las cuales la policía tiene antecedentes de abusos o en Río de Janeiro que contrató a Giuliani para los Juegos Olímpicos del 2016, los policías corruptos debieron ser exonerados y se mejoraron los procedimientos de control, lo mismo que los salarios policiales y los equipos puestos a disposición. Ya que la tolerancia cero funciona, tanto para la policía como para las comunidades, de tal forma que unos confíen en los otros y todos colaboren para lograr un clima de seguridad.
Finalmente, mucho de los crímenes en las ciudades de la América Latina tienen su origen en formas extremas de pobreza y en la falta de educación y de empleo. Por lo que la  policía tendrá límites en lo que podrá lograr para mejorar los niveles de seguridad. Aún más, el incremento del crimen y de la inseguridad exacerbarán las causas del comportamiento criminal, al limitar el uso de la fuerza pública para crear condiciones de vida mejores.
Tanto la teoría de la "Tolerancia cero" como la de las "Ventanas rotas" no son un sustituto para la igualdad de oportunidades, el buen gobierno, el funcionamiento efectivo del sistema judicial y los programas sociales. Pero, pueden servir para prevenir el alza en las tasas de criminalidad. Cualquier política que se implemente, deberá ser consciente de estas limitaciones. Sin embargo, las ciudades de América Latina se pueden beneficiar con el uso de ellas, siempre y cuando puedan integrarlas con las lecciones ya aprendidas en los EE.UU.

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